miércoles, 22 de marzo de 2017

ANATOMÍA APLICADA A LA ARTICULACIÓN TEMPOROMANDIBULAR


ANATOMÍA APLICADA A LA ARTICULACIÓN TEMPOROMANDIBULAR


La Articulación Temporomandibular está compuesta por un conjunto de estructuras anatómicas que, con la ayuda de grupos musculares específicos, permite a la mandíbula ejecutar variados movimientos aplicados a la función masticatoria (apertura y cierre, protrusión, retrusión, lateralidad). Existe además, una dentaria entre las piezas de los dos maxilares, que mantiene una relación de interdependencia con la ATM: Cualquier trastorno funcional o patológico de localización en cualquiera de ellas será capaz de alterar la integridad de sus respectivos elementos constitutivos. (A veces se habla de Articulación Temporomandibulodentaria) La ATM está formada por el cóndilo de la mandíbula, con la fosa mandibular y el cóndilo del hueso temporal. Entre ellos existe una almohadilla fibrosa: Disco articular. Por encima y por debajo de este disco existen pequeños compartimentos en forma de saco denominados cavidades sinoviales. Toda la ATM está rodeada de una cápsula articular fibrosa. La cara lateral de esta cápsula es más gruesa y se llama ligamento temporomandibular, evitando que el cóndilo se desplace demasiado hacia abajo y hacia atrás, además de proporcionar resistencia al movimiento lateral. Los cóndilos temporal y mandibular son los únicos elementos activos participantes en la dinámica articular por lo que se considera a esta articulación una Diartrosis bicondílea.

COMPONENTES DE LA ARTICULACIÓN TEMPOROMANDIBULAR

  • Cóndilo mandibular: Eminencia elipsoidea situada en el borde superior de la rama ascendente de la mandíbula, a la que está unida por un segmento llamado cuello del cóndilo. La superficie articular tiene dos vertientes: Una anterior, convexa, que mira arriba y adelante y otra posterior, plana y vertical.
  • El Tubérculo articular y la Fosa mandibular representan las superficies articulares del temporal, en correspondencia con la de la mandíbula. La cavidad glenoidea se encuentra dividida en dos zonas, separadas por la Cisura de Glasser: Una zona anterior, articular, y una zona posterior que corresponde a la pared anterior de la región timpánica del temporal (no articular). En la parte más profunda de la cavidad glenoidea la pared es muy fina siendo esa una zona con alta vulnerabilidad a fracturas. Ambas superficies articulares están cubiertas por tejido fibroso que resiste los roces. Está ausente en la parte más profunda. Amortigua las presiones y las distribuye sobre las superficies articulares.

Disco articular


Entre ambas superficies articulares se interpone una pequeña lámina fibrocartilaginosa, avascular y elíptica, que se adapta a las superficies articulares. En la periferia se confunde con el sistema ligamentoso y la cápsula articular. Esto divide a la ATM en dos cavidades: Una superior o suprameniscal y otra inferior o inframeniscal. El menisco presenta dos caras: Una, anterosuperior, que es cóncava en su parte más anterior para adaptarse al cóndilo temporal, y convexa en la parte más posterior, que se adapta a la cavidad glenoidea. Otra posteroinferior, cóncava, que cubre al cóndilo mandibular. El borde posterior del menisco es más grueso que el anterior y se divide en dos láminas elásticas, ligeramente distensibles: Una se dirige hacia el hueso temporal (freno meniscal superior) y la otra al cóndilo mandibular (freno meniscal inferior). Las dos extremidades laterales (interna y externa) se doblan ligeramente hacia abajo y se fijan por medio de delgados fascículos fibrosos a ambos polos del cóndilo mandibular, lo que explica que el menisco acompañe a la mandíbula en sus desplazamientos. Se puede afirmar que menisco y cóndilo mandibular forman una unidad anatómica y funcional.

Sistema ligamentoso

  • Cápsula articular: Revestimiento fibroso y laxo alrededor de toda la articulación. Permite una gran amplitud de movimientos. Se inserta en las superficies óseas de la vecindad. Está formada por dos planos de haces de fibras verticales: Uno superficial, de fibras largas y gruesas, desde la base del cráneo al cuello de la mandíbula. Otro profundo, de fibras cortas, que van del temporal al menisco, y del menisco al cóndilo mandibular. La cápsula articular es delgada en casi toda su extensión, sobre todo en la parte anterior, donde se insertan algunos fascículos de los pterigoideos externos. En zonas donde las fuerzas de tracción son mayores se engruesa para formar los ligamentos de refuerzo. En la parte posterior de la ATM, a los haces fibrosos de la cápsula se añaden unos haces elásticos que nacen cerca de la cisura de Glasser y se insertan en la parte posterior del menisco (haces retroarticulares). Estos haces facilitan el desplazamiento del menisco, pero también limitan su recorrido y el del cóndilo en los movimientos de descenso y los dirigen hacia atrás cuando la mandíbula está en reposo. Se les conoce también como “frenos meniscales”.
  • Ligamentos de Refuerzo: Tienen una función pasiva; sólo limitan los movimientos. Son intrínsecos a la cápsula (son engrosamientos de la misma):
    • Ligamento lateral externo: Es el principal medio de unión de la ATM, reforzándola por fuera.
    • Ligamento lateral interno: Ocupa el lado interno de la cápsula. Es más delgado que el externo.
    • Ligamento anterior y
    • Ligamento posterior: Estos son simples engrosamientos mal delimitados.
  • Ligamentos Accesorios: No son exactamente elementos integrantes de la ATM, pero sí contribuyen a limitar sus movimientos extremos. Son el esfenomandibular, el estilomandibular, y el pterigomandibular.

Sinoviales

Son membranas de tejido conectivo laxo que tapizan la cápsula articular por su superficie interior. Es la parte más ricamente vascularizada de la articulación. Segrega el líquido sinovial: líquido viscoso que lubrica la articulación. Son dos: La membrana sinovial superior y la membrana sinovial inferior.

Irrigación sanguínea

Arteria carótida con sus ramas en relación con cuello y mandíbula.
Las arterias de la ATM proceden de varios orígenes:
  • Arteria Temporal Superficial, rama de la Carótida externa.
  • Arteria Timpánica, arteria Meníngea media y arteria temporal profunda media, ramas de la Arteria Maxilar interna.
  • Arteria Parotídea, rama de la arteria auricular posterior
  • Arteria Palatina ascendente, rama de la Facial
  • Arteria Faríngea superior

Músculos de la ATM


  • Depresores: Vientre anterior del Digástrico, Milohioideo. Accesoriamente también el
    Genihioideo y todos los músculos infrahioideos para mantener fijado el hueso hioides.
  • Elevadores: Temporal, Masetero, Pterigoideo interno
  • Proyectores hacia delante: Los dos pterigoideos externos contrayéndose simultáneamente.
  • Proyectores hacia atrás: Digástrico, fibras horizontales del temporal
  • Diductores: Los pterigoideos internos y, sobre todo los externos contrayéndose alternativamente de un solo lado. 

Movimientos de la ATM

El maxilar inferior puede ejecutar tres clases de movimientos:
  • Movimientos de descenso y elevación
  • Movimientos de proyección hacia delante y hacia atrás
  • Movimientos de lateralidad o diducción.

Movimientos de descenso y elevación

Se efectúan alrededor de un eje transversal que pasa por la parte media de la rama ascendente del maxilar inferior, un poco por encima del orificio del conducto dentario. Sobre este eje, entonces, el mentón y el cóndilo se desplazan simultáneamente en sentido inverso. En el movimiento de descenso el mentón se dirige hacia abajo y atrás, mientras el cóndilo se desliza de atrás adelante, abandonando la cavidad glenoidea y colocándose bajo la raíz transversa del arco cigomático. El recorrido del cóndilo es de aproximadamente un centímetro. El menisco interarticular acompaña al cóndilo en su recorrido, debido a sus uniones ligamentosas y también a que el m. Pterigoideo externo se inserta en ambas estructuras. Se diferencian dos tiempos en el movimiento de descenso: En un primer tiempo tanto el cóndilo como el menisco abandonan la cavidad glenoidea y se dirigen hacia delante; en el segundo tiempo el menisco se detiene y el cóndilo, continuando su movimiento, se desliza de atrás adelante sobre la cara inferior del menisco, aproximándose a su borde anterior. El menisco parte de una posición oblicua hacia abajo y adelante, se horizontaliza en el primer tiempo y se dispone oblicuo hacia abajo y hacia atrás al final del segundo tiempo.
El movimiento de elevación se efectúa por el mismo mecanismo pero en sentido inverso. En el primer tiempo el cóndilo se dirige hacia atrás recuperando su relación con el menisco y en el segundo tiempo ambos regresan a la cavidad glenoidea.

Movimientos de proyección hacia delante y hacia atrás



 Estos movimientos son bastante limitados en el ser humano, pero de gran importancia para los roedores. Se efectúan en el plano horizontal. La proyección hacia delante es un movimiento por el cual el maxilar inferior se dirige hacia delante, pero conservando el contacto con el maxilar superior. Ambos cóndilos abandonan la cavidad glenoidea y se colocan bajo la raíz transversa. El arco dentario inferior se sitúa así unos 4 ó 5 milímetros por delante del arco dentario superior. La proyección hacia atrás es el movimiento por el que el maxilar inferior, deslizándose en sentido inverso, vuelve al punto de partida.

Movimientos de lateralidad o diducción

Son movimientos por los cuales el mentón se inclina alternativamente a derecha e izquierda. Tiene por objeto deslizar los molares inferiores sobre los superiores y desmenuzar los alimentos por efecto de esa fricción (efecto de “muela”). El movimiento se produce cuando uno de los dos cóndilos se desplaza hacia delante colocándose bajo la raíz transversa correspondiente, mientras el otro cóndilo permanece fijo, actuando como eje de giro. Con esto el mentón se desplaza al lado contrario al del cóndilo desplazado. Éstos son realizados por el temporal y contralateralmente por el pterigoideo externo y el masetero.


LUXACIÓN TEMPORAMANDIBULAR

Es la perdida de las relaciones normales de las superficies articulares temporomandibulares.

En la luxación bilateral consta el antecedente de un descenso forzado del maxilar inferior, tal como acontece en el bostezo exagerado, risa violenta, vómitos y sesiones odontológicas prolongadas con la boca excesivamente abierta. Los factores coadyuvantes serian la pronunciada laxitud de la cápsula articular, la hipotonía de los músculos masticadores y las anomalías de las extremidades articulares.

Un paciente con luxación bilateral anterior de la mandíbula se presenta al examen clínico con la bo­ca entreabierta y evidente imposibilidad de cerrarla, pérdida continúa de saliva y dificultad en la masticación, fonación y deglución. La palpación por delante del trago revela una depresión normalmente ocupada por el cóndilo mandibular. Si la luxación es unilateral, la boca está menos abierta que en la variedad precedente con el mentón desviado hacia delante en el lado sano, mientras que la mejilla es aplanada en el lado enfermo y aparentemente excavada.

En condiciones fisiológicas, el cóndilo no traspone la cima de la eminencia articular, pero la apertura extrema de la boca determina una exagerada tensión del ligamento capsular, excepto su porción anterior. En este instante la contracción vigorosa del pterigoideo externo origina la propulsión de la unidad cóndilo-menisco hasta alcanzar la cúspide del tubérculo articular. Seguidamente la acción conjunta de los músculos elevadores (masetero, pteri­goideo interne y temporal), complementado con un cierto grado de espasticidad, arrastra al cóndilo hacia arriba y lo fija en posición extra articular (Thorek) (fig. 89). 
                                                                                                          fig. 89

Las luxaciones recidivantes o luxaciones habituales sin bloqueo, impropiamente denominadas subluxaciones, aparecen después de un descenso de la mandíbula que sobrepase una determinada amplitud. Se diferencian de las luxaciones verdaderas por ser alteraciones autorreversibles, es decir, no requieren maniobras especiales para conseguir su reducción.

Previa anestesia local o narcosis, el tratamiento de la luxación temporomandibular consiste en movilizar los cóndilos empujando la mandíbula hacia abajo y atrás, con el objeto de salvar el obstáculo de la eminencia articular y vencer el espasmo de los músculos elevadores.


 ABORDAJE QUIRÚRGICO A LA ARTICULACIÓN TEMPOROMANDIBULAR


La exploración quirúrgica de la articulación temporomandibular presenta dificultades técnicas, en primer lugar por la proximidad de las ramas tempo­rales del nervio facial y además por las intimas relaciones que tiene con ciertos elementos vasculares, como la arteria maxilar interna y el plexo venoso que rodea el cuello del cóndilo mandibular.
El abordaje se practica a través de un cuadrilátero anatómico formado como sigue: abajo y adelante por el filete frontal de la rama temporofacial del nervio facial; arriba por la raíz longitudinal del cigoma; atrás por el paquete vasculonervioso temporal.

La línea de incisión estética, comienza por delante de la inserción del lóbulo de la oreja, luego se eleva pasando a l ó 2mm por delante del borde libre del trago y finaliza cruzando hacia arriba y por delante la porción supracigomática del surco auriculotemporal.

Seccionados la piel, tejido celular subcutáneo y aponeurosis superficial, se identifican los vasos tem­porales superficiales, que se rechazan hacia el conducto auditivo. En el ángulo inferior de la herida se investiga el segundo reparo o borde superior de la parótida, el cual se reclina suavemente hacia aba­jo protegiendo al filete frontal del facial. Se inves­tiga inmediatamente el tercer jalón o sea la raíz longitudinal del cigoma, que se desperiostia en una extensión de 5mm hasta descubrir la cara externa de la articulación.

La disección se completa abriendo la cápsula fibrosa con una incisión vertical sobre la saliencia del cóndilo mandibular, Esta maniobra posibilita a cielo abierto, la exploración y eventual intervención quirúrgica programada.
INTERPRETACIÓN ANATOMICA ANATOFUNSIONAL DEL SÍNDROME TEMPOROMANDIBULAR


1.                  Auditivo
2.                  Neurológico
3.                  Articular

COMPONENTE AUDITIVO

El síntoma dominante sería una hipoacusia de transmisión, sensación de oído tapado en el momento de la deglución (comidas), atribuido a una deficiente aireación del oído medio a consecuencia de una obstrucción tubaria mecánica.

Otras teorías deben ser actualmente desechadas, pues del examen de los preparados anatómicos el cóndilo, aun con el grado máximo de desplazamiento posterior en la cavidad glenoidea, nunca puede ser capaz de comprometer la integridad anatomofuncional del aparato auditivo, tanto en forma directa como por interrupción de la circulación arterial. Las dehiscencias observadas en la porción ósea del conducto auditivo externo son defectos del desarrollo o simplemente un estadio de osteoporosis senil. La apófisis posglenoidea de la escama de! temporal es una barrera natural que impide la acción directa traumática del cóndilo sobre la pared timpanal del conducto auditivo.

Creemos que los pacientes aquejados simultáneamente de hipoacusia y trastornos articulares, lo son por mera coincidencia, sin que ambas afecciones tengan relación de dependencia funcional o patológica.

A nuestro entender, las prótesis de rehabilitación oclusal jamás han mejorado la sordera subjetiva o audiométrica que presentan algunos casos del síndrome temporomandibular.

COMPONENTE NEUROLÓGICO.

Comprende los síntomas vinculados a una supuesta neuritis por compresión e irritación de las ramas nerviosas procedentes del V y VII pares craneales. Las disecciones anatómicas prueban categóricamente que tales presunciones son inexactas, si se recuerda el trayecto habitual y las relaciones de dichos filetes nerviosos

En efecto, el nervio auriculotemporal pasa de la región cigomática a la celda parotídea atravesando el ojal retrocondíleo de Juvara, contorneando la cara posterior del cuello del cóndilo por debajo de las inserciones de la cápsula articular. Esta situación lo pone al abrigo de cualquier presión generada por un desplazamiento irregular de! cóndilo, salvo en los casos de fracturas. Por otra parte el nervio auri­culotemporal trasporta fibras del parasimpático craneal destinadas a la glándula parótida, cuya función se vería notoriamente perturbada en ocasión de un trayecto anómalo.

COMPONENTE ARTICULAR.
Una articulación temporomandibular es normal cuando por el examen clínico es indolora, silenciosa y sus movimientos son amplios y completos. En consecuencia, el dolor, los crujidos y la impotencia funcional constituyen la tríada del componente articular del síndrome de COSTEN, al que en lo sucesivo denominaremos "síndrome temporomandibular”.

El sustrato anatomopatológico del síndrome temporomandibular lo constituyen las alteraciones de tipo degenerativo (artrosis) individualizadas en la cápsula, menisco, tejido óseo y fibroso de revestimiento. Por lo menos así lo evidencia el examen microscópico.

El crujido o chasquido articular es un síntoma por lo general acusado por el enfermo y comprobado por el observador, acompañado a veces de dolor, hipermotilidad y hasta de una luxación recidivante.

El experto puede percibir los crujidos en la iniciación, durante el recorrido o en la finalización de los movimientos del cóndilo, aunque habitualmente los controla en la apertura y cierre de la mandíbula. Pueden ser asintomáticos y entonces constituir un hallazgo de la anamnesis.

El crujido significara el desprendimiento parcial o total del menisco y así parecen probarlo los actos quirúrgicos (meniscectomías).

Existen dos corrientes de opinión en cuanto a la patogenia de los crujidos: la que sostiene el valor preponderante de las lesiones de tipo degenerativo localizadas en el menisco y la que defiende la disfunción muscular.

La hipermotilidad puede definirse como una excursión exagerada del cóndilo en su trayectoria regular, que a veces se coloca, en la posición de apertura máxima, por delante de la eminencia articular (comprobación radiográfica). Para ser considerado como un estado fisiológico, no debe ir acompañado de dolor, crujidos ni de bloqueo articular; en otras palabras, se trata de un movimiento hiperfisiológico natural.

Cuando al finalizar el movimiento de apertura máxima se produce el enclavamiento del cóndilo sobre la vertiente anterior de la cresta articular, con imposibilidad física de efectuar el recorrido inverso, se diagnostica un estado de luxación. El cóndilo trabado origina el bloqueo articular, lesión de carácter irreversible siempre y cuando no se empleen maniobras manuales o quirúrgicas para restablecer la armonía articular.

El mecanismo de la luxación se identifican tres etapas cronológicas y sucesivas —la incoordinación muscular, el espasmo de los elevado­res y el bloqueo total de los cóndilos que abandonan las fosas articulares—, en la subluxación se verifican las dos primeras etapas, pero los cóndilos permanecen bloqueados dentro de las cavidades arti­culares. En la luxación existe una visible deformación facial que no se observa en la subluxación, donde en cambio se manifiesta una evidente mal-oclusión.

La impotencia funcional se traduce por una disminución, en grado variable, del movimiento de descenso de la mandíbula. Por supuesto, en el diagnóstico diferencial deben descartarse afecciones de otra índole como las neoplasias, la osteoartritis, las fracturas, etc. Frecuentemente se acompaña con dolor de mayor o menor intensidad y en ciertos ca­sos va precedida de crujidos articulares. El espasmo de los elevadores parece ser la causa más común de la impotencia funcional, a veces precedido o asociado a un factor emotivo (stress psíquico). Un escalón mas avanzado del espasmo es la contractura muscular permanente, que ensombrece el pronóstico y complica las medidas terapéuticas.

Con cierta frecuencia, a los trastornos típicos mencionados se agregan desplazamientos anormales de la mandíbula, tales como la desviación lateral y la apertura brusca en los planos frontal y sagital.

La desviación lateral es más común verificarla en el lado afectado, al parecer debido a la inmovilidad del cóndilo de la articulación patológica y a la exagerada excursión del cóndilo opuesto, que motiva un movimiento de circunducción durante la apertura de la boca.

En los casos de desviación lateral hacia el lado sano, el antideslizamiento condíleo comienza cuando principia la abertura de la boca en el lado lesionado, factor coincidente con la inmovilidad del cóndilo de la fosa articular opuesta.

LAS AFECCIONES DE LA ARTICULACIÓN TÉMPOROMANDIBULAR

Los trastornos de la articulación temporomandibular (ATM), no se deben generalmente a una sola causa, sino a varias condiciones, frecuentemente dolorosas, que afectan a dicha ATM.

El dolor en la zona de los músculos y ligamentos que controlan los movimientos del maxilar inferior o de la articulación, no es fatalmente señal de un problema grave.
En efecto, muchas veces es temporario, y a veces se repite periódicamente, de forma tal que un pequeño porcentaje de pacientes desarrollan síntomas más marcados y duraderos en el tiempo.

Las afecciones de la ATM, que parecerían ser más frecuentes en las mujeres que en los varones, según algunas estadísticas realizadas, se agrupan en tres categorías predominantes:

a) Dolor miofacial, la más frecuente.

b) Alteración interna de la articulación, con subluxación o luxación mandibular, desplazamiento del menisco o lesión del cóndilo.

c) Procesos degenerativos, como osteoartritis o artritis reumatoide en la ATM.
Esta
s variantes pueden coexistir simultáneamente en un mismo paciente.

En cuanto a la etiología de esta afección, se puede señalar que un golpe severo en el maxilar o en la zona articular, puede provocar daños importantes en la ATM: la fractura de los huesos de la zona, el daño en el menisco, provocarán la limitación del movimiento mandibular a un punto tal que quede prácticamente inmovilizado en determinada posición. Asimismo puede ser causa de una posterior artritis en la mandíbula.

Otras causas no son tan definidas. Algunos autores culpan a la maloclusión de desencadenar este proceso, pero investigaciones recientes objetan esta teoría.
Lo mismo ocurre con los efectos de la aparatología utilizada en ortodoncia, que actualmente no se consideran dañinos, en su correcta utilización.
Igualmente se desestima que el mascar chicles pueda ser causa de este padecimiento.
En cambio, algunos expertos sugieren que las tensiones sean mentales o corporales, pueden causar o agravar la enfermedad.

Nuestra experiencia coincide con esta posición, ya que hemos visto numerosos casos de pacientes con bruxismo que presentan los síntomas descritos.

En cuanto a los signos y síntomas, el que más comúnmente lleva al paciente al consultorio es el dolor al mover la mandíbula. Esto puede estar acompañado por limitación de movilidad. También puede irradiarse el malestar a la cara, nuca o espalda.
El chasquido al realizar los movimientos del maxilar es otro de los signos clásicos perceptibles.

Pueden asimismo observarse cambios en la forma de articular las piezas dentarias, buscando disminuir el dolor. Dolores de cabeza, oídos, mareos, o problemas de audición, son en algunas ocasiones relacionados con esta afección.

¿Como realizar el diagnóstico de las alteraciones de la ATM?
En primer lugar, como recomendamos en todas las ocasiones, la historia clínica ha de contar con una completa anamnesis .En la enorme mayoría de los casos, la descripción que realiza el paciente de sus signos y síntomas, más un sencillo examen clínico bastan para diagnosticar la existencia de la afección.

Ha de realizarse un minucioso examen de la cara en la zona articular, así como también de los músculos masticadores, palpando las zonas doloridas. Asimismo se prestará atención a los chasquidos que se producen en el movimiento, así como a las características o limitaciones de dichos movimientos.

Si este examen dejara dudas, puede complementarse con otros medios, como una artrografía, o la imagen por Resonancia Magnética, que nos mostrará los tejidos blandos, y aún si se sospecha una artritis o la persistencia y gravedad de la situación lo justifican, una tomografía.

El tratamiento de las afecciones de la ATM han de ir graduándose de menor a mayor, procurando seguir una línea reversible y conservadora. Dado que muchos de los problemas de la ATM, son temporarios, han de evitarse técnicas invasivas o cambios en la integridad o posición de los dientes, sin que exista la seguridad de que dichos medios son indispensables.

Se comenzará por medidas simples: alimentación blanda, evitar movimientos grandes de la mandíbula, mascar chicles, etc. Las técnicas de relajación y evitar o controlar las situaciones de stress ayudarán poderosamente al tratamiento. El paciente puede también contribuir con ejercicios de elongación y relajación de los músculos y ligamentos comprometidos, pudiendo, en ocasiones, y con el debido control, incorporar por corto tiempo medicación miorelajante o antinflamatoria.

Un elemento que nos ha demostrado ser muy útil, es la placa de descanso o "Bite Plane". Confeccionada con acrílico, si necesitamos un aparato relativamente rígido, o con silicona, como se hace actualmente, calza en las superficies oclusales de una o ambas arcadas dentarias.
Su utilización, por períodos limitados, permite que el paciente con bruxismo, descargue las tensiones en el aparato, aliviando los síntomas musculares y reduciendo el dolor articular.

En los casos en que la gravedad de la situación lo justifique, el tratamiento puede incluir medicación inyectada en los llamados "puntos de disparo" del dolor.

La resolución quirúrgica, por su carácter de frecuentemente irreversible ha de ser evitada en lo posible.

Se ha encontrado que algunas intervenciones quirúrgicas como el reemplazo de la articulación dañada por una articulación artificial pueden provocar dolor y aún daño irreversible.




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